#101. Duerme bien para pensar bien: así cambia el sueño tu cerebro.
No sé si lo sabes, pero no duermes para recuperar energía.
El sueño es un proceso biológico fundamental que es imprescindible para tu salud cerebral.
La ciencia tiene cada vez más claro que en la calidad del sueño puede estar el origen, desarrollo y tratamiento de muchas enfermedades neurológicas.
En las siguientes líneas vamos a explorar la relación entre el sueño, la neuroinflamación y la neurodegeneración, y vas a entender por qué un estilo de vida saludable que incluya “dormir bien” es el gran protector de tu cerebro.
Comenzamos.

El sueño como sustento de tu salud cerebral.
El sueño es un estado fisiológico en el que perdemos la consciencia y en el que pasamos por varias fases y etapas y en el que juegan un papel distintas partes de tu cerebro, como el hipotálamo o el sistema reticular activador ascendente, y moléculas como la adenosina o la acetilcolina.
Cuando dormimos, tanto los sentidos como los movimientos voluntarios entran en suspensión, pero el cerebro no “desconecta”. Sigue trabajando, lo que pasa es que no eres consciente, pero sí que realiza algunas funciones que no puede ejecutar en vigilia, mientras estás despierto: el procesamiento y consolidación de la memoria, la eliminación de residuos metabólicos y la reparación celular. Son estas dos últimas las que definen el rol neuroprotector del sueño.
Para comprenderlo, primero debes conocer los dos tipos de células que constituyen el sistema nervioso: la neurona, su unidad especializada en el procesamiento y transmisión del impulso nervioso, y las células gliales o neuroglía (que se llaman astrocitos, oligodendrocitos y microglía), que realizan funciones de soporte y apoyo, entre las que se incluye la eliminación de desechos del metabolismo cerebral.
Este proceso tiene lugar a través de una red de tubos “de limpieza” conocida como sistema glinfático, que se activa durante el sueño profundo y cuya disfunción precipita la enfermedad cerebral.

La neuroinflamación: lo que daña.
La inflamación es un mecanismo natural de defensa del sistema inmunitario contra agentes lesivos como infecciones, traumatismos o sustancias tóxicas. Mediante ella, tu organismo es capaz de detectarlos, aislarlos y eliminarlos y posteriormente reparar los tejidos dañados.
Sin embargo, como ya vimos aquí, algunos hábitos como un descanso insuficiente crea un aumento de inflamación que es crónico, y ello, provoca que los mecanismos inflamatorios se prolonguen en el tiempo.
Así, cuando sufrimos inflamación crónica, terminamos no reparando adecuadamente e incluso lesionando estructuras sanas. Y cuando este proceso afecta singularmente al sistema nervioso hablamos de neuroinflamación, vía común del desarrollo de muchas patologías neurológicas.