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#90. Cómo detectar y actuar ante un ictus.

Probablemente conoces a alguna persona que ha sufrido un ictus, un infarto cerebral.

Pues es una de las enfermedades más frecuentes, cuyas consecuencias pueden ser muy discapacitantes.

Lo que la gente no sabe es que cuando aparece, el TIEMPO es CEREBRO.

Cuando aparece, sobre todo en las primeras horas, actuar salva vidas y minimiza las potenciales secuelas si logramos reconocer sus síntomas a tiempo.

En las siguientes líneas entenderás qué es el infarto cerebral, por qué se produce y cómo se manifiesta, y sobre todo aprenderás a detectarlo y a actuar con rapidez. Estás a punto de saber por qué “tiempo es cerebro”.

Comenzamos.

¿Qué es el infarto cerebral?

Las enfermedades cerebrovasculares constituyen un grupo amplio y variado de patologías que afectan a la circulación de la sangre en su recorrido a través de los vasos sanguíneos cerebrales.

 Algunas pueden comprometer a la venas, pero lo más habitual es que enfermen las arterias, las “tuberías” que aportan nutrientes y oxígeno al cerebro.

 De entre todas las enfermedades arteriales cerebrales destaca sustancialmente, por su frecuencia y relevancia, el infarto cerebral.

 También conocido con los términos médicos de “ictus isquémico” o “accidente cerebrovascular” y comúnmente (y erróneamente) como “trombosis” o “embolia” cerebral, se trata de un daño agudo en el cerebro causado por la interrupción brusca del flujo sanguíneo en una arteria cerebral. Esta falta de riego provoca una disminución crítica del suministro de sangre (isquemia), lo que conlleva la muerte de millones de neuronas cerebrales (infarto) si la circulación no se restablece en un corto período de tiempo.

Hay que diferenciarlo de la hemorragia cerebral, “ictus hemorrágico” o “derrame” cerebral, cuyos daños neurológicos pueden ser similares y también graves, pero este es debido a la ruptura de una arteria del cerebro y la consecuente fuga de sangre (hemorragia).

El ictus puede ser isquémico, por obstrucción de una arteria (izquierda), o hemorrágico, por rotura de una arteria (derecha).

Es una enfermedad muy frecuente e invalidante.

El infarto cerebral representa hasta el 85% de todas las enfermedades cerebrovasculares y es uno de los motivos más frecuentes de hospitalización y consulta en neurología. Según la Organización Mundial de la Salud, supone la segunda causa de muerte a nivel global y una de las primeras causas de discapacidad en adultos.

Cada año se registran alrededor de 12 millones de casos nuevos de ictus isquémico en el mundo y hasta 120.000 en España, y la tendencia continúa al alza sobre todo en varones jóvenes debido probablemente a factores de riesgo emergentes. Sin embargo, el ictus que llega al hospital, cada vez es menos mortal. Al menos así es en países desarrollados gracias a la mejora en las estrategias de prevención y tratamiento agudo.

¿Por qué ocurre?

La causa más frecuente del infarto cerebral es la aterosclerosis, un proceso crónico que ocasional la acumulación de placas de ateroma (las mal llamadas placas de colesterol) en las paredes arteriales, lo que genera estrechamientos (estenosis) en su interior y favorece la formación de coágulos de sangre (trombos); estos coágulos pueden ocluir la arteria afectada o bien desprenderse y viajar para quedarse atrapadas y obstruir arterias cerebrales más pequeñas y lejanas, provocando un infarto cerebral en cualquier caso.

La aterosclerosis es el proceso mediante el cual se crean y acumulan placas de ateroma en tus arterias, que, como ves a la derecha, pueden obstruir o romperse y ocluir la circulación.

Otra causa habitual de ictus isquémico sobre todo en pacientes jóvenes son las enfermedades del corazón que forman trombos que se desprenden (émbolos). Al viajar por el torrente sanguíneo, pueden desplazarse hacia la circulación cerebral y acabar obstruyendo una arteria.

Cabe destacar también la oclusión de pequeñas arterias cerebrales como causa común de infarto cerebral especialmente en personas ancianas.

Al igual que en la enfermedad de corazón, el infarto cerebral es también una entidad multifactorial en la que confluyen factores de riesgo no modificables como la edad o el género y factores de riesgo modificables como la hipertensión arterial, el colesterol alto, la diabetes, el tabaquismo, la obesidad y el sedentarismo, cuyo control puede prevenir hasta el 90% de los casos.

Aprende a identificarlo.

El infarto cerebral es una emergencia médica que sucede bruscamente, sin previo aviso. Cuando una arteria cerebral se ocluye las neuronas afectadas comienzan a morir por la falta de suministro de sangre, y a cada minuto que pasa el daño se incrementa hasta afectar a amplias zonas del cerebro.

Sin embargo, podemos minimizar sus consecuencias si conseguimos restablecer la circulación durante las primeras horas. En medicina sabemos que el tiempo es un factor crítico para salvar o perder tejido cerebral, el “tiempo es cerebro”.

“El tiempo es cerebro”

Para reconocer a tiempo un ictus, lo primero es identificar sus síntomas. Aunque estos pueden variar según la extensión y localización del daño e implicar a cualquier función neurológica, existe una regla nemotécnica fácil de recordar para detectarlo con un alto grado de seguridad: el acrónimo inglés “BE FAST” (“sé rápido” o “actúa rápido”). Te lo explico:

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