#53. Cáncer de corazón. ¿Por qué es tan raro?
El cáncer es una de las grandes amenazas a las que nos enfrentamos como sociedad.
Y es cada vez más frecuente, sobre todo, en jóvenes.
Sin embargo… ¿has oído hablar de cáncer de corazón?
Porque existir, existe.
Pero es poco frecuente.
¿Por qué? ¿Y qué nos enseña esto?
Te lo cuento.
El Cáncer de Corazón: ¿Por qué es tan raro?
Piénsalo, cada vez es más común oír hablar de cáncer. Pero… ¿a que aún no has oído hablar del cáncer de corazón?
El cáncer es hoy nuestra primera causa de muerte (empatada con la enfermedad cardiovascular), debido a diferentes factores como el envejecimiento de la población y nuestros hábitos.
Es dramático lo frecuente que es, sobre todo en gente cada vez más joven. Sin embargo, a pesar de esto, el cáncer de corazón es un fenómeno aún raro. De hecho, los tumores cardíacos primarios, es decir, los que ocurren de forma directa en el corazón, son uno de los más inusuales en oncología, y la razón de esto parece encontrarse en algunas peculiaridades biológicas y fisiológicas que son propias del corazón.
En el artículo de hoy desgranamos cuáles son las principales hipótesis detrás de lo excepcional que es la aparición de cáncer en el corazón, abordando desde la fisiología del cáncer hasta los mecanismos “anti cáncer” del cuerpo humano.
La fisiología del corazón
El corazón es un órgano, al fin y al cabo, particular. Su función es única, la de bombear sangre de manera continua a través del sistema circulatorio, sin descanso. Esto hace que ya observemos particularidades en la estructura y funcionamiento de sus células. La célula básica del corazón se llama cardiomiocito, aunque dentro de estas encontramos subtipos especializados para algunas funciones como la contracción celular, la secreción de hormonas o la conducción del impulso eléctrico.
A diferencia de otros órganos, donde las células tienen una alta capacidad de dividirse y regenerarse, los cardiomiocitos tienen una capacidad limitada para dividirse una vez alcanzada la edad adulta.
Y esto, que se debe en gran parte a la regulación de ciertos genes, es una respuesta a la naturaleza especializada de las células cardíacas, que están adaptadas para realizar contracciones constantes sin necesidad de replicarse con frecuencia. Y aquí va el principal quiz de la cuestión: el corazón, comparado con otros órganos, se “regenera” muy poco.
Esta característica es la que hace que los infartos de corazón sean tan críticos, y es que después de un evento cardiovascular donde ocurre la muerte celular de los cardiomiocitos afectados por el infarto, estos no pueden regenerarse con facilidad.
Pero por otro lado, esta baja proliferación celular del corazón en la edad adulta reduce las posibilidades de que el corazón desarrolle cáncer. Pues el cáncer, aunque es una enfermedad multifactorial en la que influyen factores genéticos y metabólicos, ocurre cuando las células sufren mutaciones genéticas y se dividen de manera descontrolada, un proceso que en el caso del corazón es mucho menos probable debido a la escasa capacidad regenerativa de los cardiomiocitos.
Esta característica fisiológica del corazón reduce considerablemente las oportunidades de que se desarrollen tumores malignos, ya que el cáncer depende en gran medida de la replicación celular descontrolada.
Un férreo control del ADN.
El riesgo de cáncer no solo depende de la proliferación celular, sino también de que las células ya existentes no muten, o no proliferen cuando su ADN sufre mutaciones. Cuando una célula sufre daño en su ADN, en tu cuerpo se activan respuestas complejas que trabajan para corregir dicho daño o inducir la muerte celular programada (apoptosis) si la reparación no es posible.
En el corazón, los mecanismos de control del ciclo celular y reparación del ADN son estrictamente regulados, mientras que en otros órganos del cuerpo, las células responden a señales que pueden promover la división celular y su crecimiento. Esto dificulta aún más que entre tus cardiomiocitos, se generen células que se conviertan en cancerosas.
Podemos decir que los sistemas de reparación y vigilancia celular en el corazón son muy sólidos, minimizando las posibilidades de que una célula cancerígena logre sobrevivir y proliferar.