#73. Cómo interpretar una analítica de colesterol.
El infarto y el ictus continúan siendo la primera causa de mortalidad en nuestro medio.
Y efectivamente, no son un problema solo de colesterol,
Pero el colesterol importa y determina el riesgo de que ocurran.
¿Sabes cómo leer e interpretar una analítica de colesterol?
Te lo explico, de manera clara, directa, y sencilla.

¿Por qué tengo que saber mi colesterol?
El colesterol está presente en todas las células del cuerpo humano y es necesario para el funcionamiento adecuado de tu organismo: es un componente fundamental de la membrana celular, participa en la síntesis de hormonas como las sexuales y las corticoideas, interviene en la formación de ácidos biliares que ayudan en la digestión de las grasas, es el precursor de la vitamina D, etc.
Pero esto no convierte al colesterol en una sustancia que cuanta más tengamos, mejor. De hecho, cuando en tu cuerpo hay más colesterol circulando del que tus células necesitan y del que puede reciclar tu hígado, existe un problema. El colesterol circulante corre riesgo de depositarse en tus arterias y formar placas de ateroma, dando lugar a lo que llamamos aterosclerosis: el germen de la enfermedad cardiovascular.
Y sabemos que a partir de cierto nivel, cuanto mayor nivel de colesterol hay en sangre, más riesgo tienes de sufrir un evento cardiovascular, como un infarto.
En una analítica, los parámetros destinados a valorar tu colesterol de manera global se conocen como perfil lipídico. Determinar el tuyo es clave a la hora de valorar tu riesgo de sufrir un infarto.
¿Qué parámetros debería tener mi perfil lipídico?
a) Colesterol Total
Es la suma de todo el colesterol transportado en la sangre, sea cual sea el transportador del mismo (el colesterol viaja contenido en transportadores que se llaman lipoproteínas, pues no puede viajar “solo” por tu sangre). Es, por así decirlo, la “primera foto”, la primera aproximación a los niveles de colesterol.
La elevación de sus niveles puede significar un aumento el riesgo cardiovascular, especialmente si se debe a un aumento del colesterol contenido en los transportadores LDL (que sí que se asocian a un mayor riesgo de infarto). Sin embargo, un colesterol total alto puede ser menos preocupante si se debe a niveles elevados de colesterol HDL, que no se relaciona con el infarto. En consecuencia, no es un parámetro que deba ser valorado de manera aislada. Las guías internacionales estamentan que lo ideal es tenerlo por debajo de 155 mg/dL, pero claro, esto depende de cada caso, así que en general, podemos empezar a considerar, o dicho de otro modo, “se nos enciende la bombilla de alerta” cuando el colesterol total tiene valores >200 mg/dL.