#63. Dieta mediterránea. ¿Es tan beneficiosa?
“Seguir una dieta mediterránea parece lo mejor para tu corazón.”
Es un comentario habitual entre el colectivo médico.
Ahora bien, ¿es tan beneficiosa como nos han dicho? ¿Pueden otros tipos de patrones ser mejores?
Te cuento todo lo que sabemos.

La Dieta Mediterránea se define como “el patrón de alimentación propio de principios de los años sesenta en los países del área mediterránea donde crecen los olivos (Grecia, sur de Italia y España)” atendiendo a una publicación reciente de la Revista española de cardiología. Este trabajo, como tantos otros, recoge además las características que la hacen constituir un patrón propio[1].

Este patrón alimentario que ha sido el predominante en España hasta hace unas décadas es, en gran parte, el responsable de la longevidad y la salud de nuestras generaciones mayores (no tanto de las jóvenes hoy). El conjunto de hábitos que lo componen es tan valorado que incluso se considera como bien cultural y patrimonio inmaterial de nuestro país. ¡Hasta tiene su propia fundación![2]
Y realmente, no es una dieta. Normalmente asociamos dieta a restricción, por eso creo que es más adecuado hablar de “patrón de alimentación” cuando nos referimos al conjunto de hábitos que seguimos al alimentarnos. Así, no solo hacemos referencia a los alimentos que ingerimos, también a cuándo, cómo o hasta con quién los tomamos, entre otros aspectos.
La Fundación Dieta Mediterránea recoge sus principios y vela por su preservación[2]. Recopila 10 principios y elabora una pirámide propia:
Y aquí podemos empezar a comprender que no todo es oro. A ver, por partes.
Para empezar, lo bueno: se basa en alimentos frescos, mínimamente procesados, locales y de temporada; promueve técnicas de cocina más saludables (cocido, horno, vapor o plancha) en lugar de otras más perjudiciales (frito o brasa); y es, además, económica y accesible en nuestro medio. Incluye, además de alimentos y su preparación, recomendaciones sobre hábitos de vida: actividad física, vida social, descanso o hidratación.
Pero del mismo modo, entre sus principios incluye a los lácteos y sus derivados como parte de la alimentación diaria, los huevos varias veces a la semana, permite la carne roja y el alcohol. Entonces, yo me pregunto…
¿Qué ha demostrado?
Pues resulta que la dieta mediterránea, a tenor de los estudios, podría parecer el paradigma de una alimentación saludable y beneficiosa desde el punto de vista de la salud y la enfermedad y, en particular, del riesgo cardiovascular.
¿Hay evidencia sobre su impacto en la salud cardiovascular?
MUCHA. Te la muestro.