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#32. ¿Puedes sufrir un infarto por estrés? Lo analizamos.

Los días posteriores al ataque de las torres gemelas del 11 de septiembre de 2001, el número de infartos en el área de Brooklyn aumentó un 49%.

Todos conocemos casos en los que tras un estado de ansiedad, la persona ha sufrido un infarto.

¿Qué hay de cierto?

¿Te puedes infartar de estrés?

¿Daña el estrés agudo nuestro corazón?

Acompáñame, que te lo cuento.

Los datos confirman que el estrés crónico no es bueno para tu salud. A nivel cardiovascular en particular, como vimos aquí. Y es que el estrés, cuando se cronifica, aumenta nuestra presión arterial, nuestra resistencia a la insulina e incluso nuestra capacidad de formar trombos. Sin embargo, el estrés agudo sí que es algo más “natural”, todos los seres vivos lo experimentan. Al fin y al cabo, es una herramienta fisiológica de nuestro cuerpo para superar desafíos.

¿Qué hace el estrés en tu cuerpo?

El estrés agudo es una respuesta inmediata ante un evento percibido como amenazante. Esta respuesta, conocida como "de lucha o huida", activa el sistema nervioso simpático. Debido a ello, liberas cortisol y catecolaminas desde las glándulas suprarrenales, que aumentan tu frecuencia y fuerza cardíaca, elevando la presión arterial y provocando vasoconstricción para asegurar que no les falte flujo sanguíneo a tus órganos que no se lo pueden permitir, como tu cerebro y tus músculos.

Además, incrementa tu capacidad de formar trombos para evitar hemorragias, mejora tu capacidad respiratoria y retiene líquidos para mantener la presión arterial. El hígado libera más glucosa para proporcionar energía a tus músculos y a tu cerebro, mientras que los órganos no vitales presentan mayor resistencia a la insulina. También, dilata tus pupilas y mejora tu concentración para superar la amenaza.

¿Pueden estas condiciones suponer un riesgo para el corazón?

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