#54. ¿Hay más infartos en Navidad? Sí. Y así puedes evitarlo.
¿Has escuchado que en las fiestas hay más infartos?
Es cierto.
Los días festivos nos infartamos más.
Y las navidades no son una excepción.
Pero hay estudios que explican esto y que han encontrado cómo disminuir este riesgo.
Este artículo es muy chulo, y útil.
Acompáñame.
Que las fiestas suelen ser una época de celebración, alegría y reencuentro no es una sorpresa. Para muchos, son uno de los momentos más felices del año. Pero como casi siempre, hay un “pero”. Déjame hacer de Grinch.
¿Qué pasa si te digo que la ciencia ha demostrado que en fiestas y en navidades el riesgo de sufrir un infarto de corazón aumenta significativamente?
Las razones son complejas y dependen de algunos factores que hoy te quiero explicar.
Tu corazón en Navidad. Los hechos.
Aunque la Navidad es un periodo de unión y alegría, también es una temporada que aumenta el riesgo cardiovascular. Diversos estudios han documentado un incremento significativo en los casos de infarto de miocardio durante las fiestas navideñas y de Año Nuevo, superando el promedio de otras épocas del año.
El principal estudio al respecto analizó datos de 16 años y reveló que la víspera de Navidad, el 24 de diciembre, es el día con mayor incidencia de infartos. Durante este día, el riesgo de sufrir un ataque al corazón se eleva un 37% en comparación con otros días del año. En Estados Unidos, un análisis similar encontró que la mortalidad por enfermedades cardiovasculares alcanza su punto máximo entre el 25 de diciembre y el 1 de enero, marcando un patrón que parece replicarse en otros países con fuertes tradiciones navideñas.
Pero podemos ir un paso más allá. Otros estudios han podido observar que el impacto es particularmente preocupante en personas mayores y en aquellos con enfermedades preexistentes, como hipertensión, diabetes u otras enfermedades cardiovasculares previas. Pero, ¿a qué es debido este incremento tan brusco?
¿Qué pasa en Navidad?
Detrás del aumento de los infartos de miocardio durante la Navidad y el Año Nuevo se encuentra una combinación de factores físicos, emocionales y conductuales.
Estrés emocional y social
La Navidad también puede ser una fuente importante de estrés. Tensiones familiares, expectativas sociales, presión económica… todas ellas generan un cóctel emocional que puede afectar directamente a nuestro corazón. Y no es solo que una situación estresante aguda puede provocar un tipo especial de infarto, como vimos aquí. Es que el estrés y la ansiedad activan el sistema nervioso simpático, liberando grandes cantidades de adrenalina y cortisol, las llamadas "hormonas del estrés”, que provocan un aumento en la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la contracción de los vasos sanguíneos. Además, la adrenalina puede desestabilizar placas de ateroma acumuladas en las arterias coronarias, facilitando su ruptura y desencadenando un infarto.
Este efecto se agrava cuando el estrés es constante, como ocurre durante estas fiestas donde los compromisos sociales, los plazos de fin de año y las preocupaciones financieras pues nos presionan, por decirlo de alguna manera.
Excesos alimenticios… y alcohol
El consumo excesivo de alimentos ricos en grasas y azúcares tiene efectos tanto inmediatos como a largo plazo en el sistema cardiovascular. Una comida abundante puede causar un fenómeno llamado "hipertrigliceridemia postprandial", un aumento repentino de triglicéridos y transportadores de colesterol en sangre, que parece capaz de afectar al glicocálix, la parte más interna de tus arterias y a la función de las mismas, reduciendo su capacidad de dilatarse correctamente.
Además, el sobrepeso y la obesidad, exacerbados por la sobrealimentación en esta época, sobrecargan a nuestro corazón, mientras que los picos de insulina provocados por la importante ingesta de azúcar favorecen la inflamación de los vasos sanguíneos.
El consumo excesivo de alcohol, por su parte, puede provocar episodios de fibrilación auricular, una arritmia cardíaca que aumenta el riesgo de accidentes cerebrovasculares y coágulos sanguíneos. Este efecto, conocido como "Holiday Heart Syndrome", es típico de los días posteriores a los festivos en los servicios de urgencias.
Cambios en nuestros hábitos
Nuestra rutina suele verse interrumpida en Navidad. Es común abandonar la actividad física regular, descuidar la toma de medicamentos y retrasar consultas médicas importantes. Además, el acceso limitado a servicios de salud en días festivos puede retrasar la atención en casos de emergencia, agravando el pronóstico de quienes sufren un infarto.
Y el frío
En regiones con climas fríos, las bajas temperaturas también juegan un papel importante. El frío provoca una contracción de los vasos sanguíneos, que llamamos vasoconstricción, lo que aumenta la presión arterial y puede comprometer el flujo de sangre a nuestro corazón si ya tenemos placas de ateroma, lo cual puede ser particularmente peligroso para las personas con enfermedades cardiovasculares preexistentes.
El problema real viene cuando todo se junta. Cuando se combinan estrés, mala alimentación, consumo de alcohol y frío, el riesgo es mayor, claro.