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#100. ¿Roncas? Podría influir en tu salud respiratoria y cardiaca. Te cuento cómo evitarlo.

Roncar es super habitual, lo tenemos "normalizado.

Lo que probablemente no sabes es que roncar significa que existe ya una obstrucción en la vía respiratoria.

Y esto no es baladí, pues en estados avanzados, tu corazón, tus pulmones e incluso tu cerebro se resienten.

Este artículo es brutal. Te cuento.

Probablemente conoces a alguien que ronca fuerte o que, pese a dormir ocho horas, se despierta cansado, con dolor de cabeza y con sueño durante el día.
Lo que mucha gente no sabe es que roncar mucho o tener estos síntomas no es normal, sino que está reflejando una obstrucción nocturna de tu vía aérea... y que en muchas ocasiones, detrás de estos síntomas está el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), una enfermedad frecuente y potencialmente peligrosa.

Pero aún hay más, pues roncar o incluso el SAOS no es algo que necesite fármacos o cirugía de manera rutinaria, pues hoy ya sabemos que ciertos hábitos y el estilo de vida influyen de forma decisiva en la evolución y progresión de la apnea del sueño.

En las siguientes líneas entenderás qué significa roncar, qué es la apnea del sueño y cómo se diferencia del ronquido, por qué ocurre y qué puedes hacer para evitarla en tu día a día.

Comenzamos.

Roncar no es normal.

Todos sabemos qué es un ronquido. Se produce cuando los tejidos blandos de la garganta vibran al paso del aire durante el sueño.
No es una enfermedad en sí, pero sí es una señal de que la vía respiratoria está parcialmente obstruida, entre un 10% y un 30% de obstrucción.

● La frecuencia del ronquido habitual es de entre un 30 y un 40 % en los adultos.

● Es más frecuente en varones y en personas con sobrepeso.

● A pesar de que se percibe como una molestia social, puede ser la antesala de la apnea del sueño.

Ronquido y apnea: ¿son lo mismo?

Roncar y sufrir apnea del sueño no es lo mismo, pero sí son dos escenarios de un camino “común”, por así decirlo, el de la obstrucción de la vía aérea. La apnea del sueño es un paso más allá del ronquido: la vía aérea se obstruye más de un 30% y de manera intermitente durante episodios de más de 10 segundos.

Así, se producen pausas respiratorias de 10 a 30 segundos (a veces incluso más), mientras dormimos, pudiendo llegar a ser muy numerosas.
Cada pausa provoca una caída de oxígeno en sangre, un microdespertar y, en consecuencia, un sueño fragmentado y no reparador.

¿Qué ocurre en la apnea del sueño?

Imagina que, mientras duermes, tu garganta actúa como una puerta que se cierra de golpe una y otra vez.
El aire deja de pasar, el cerebro detecta la falta de oxígeno y te despierta parcialmente para volver a respirar.

El resultado es:

Ronquidos intensos y entrecortados.

● Sueño ligero y fragmentado.

● Cansancio diurno constante.

Por ello, la apnea del sueño no es solo roncar fuerte, sino que, a consecuencia de su afectación en el descanso y en la vigilia, la apnea del sueño es una enfermedad con consecuencias en tu salud global y cardiovascular, que van desde más riesgo de hipertensión, infarto, ictus, accidentes de tráfico y problemas de memoria.

¿Por qué aparece? Causas principales.

Las causas de la apnea del sueño son varias, no existe una única causa. Suele ser el resultado de la combinación de varios factores:

  1. Factores anatómicos
    • Cuello corto o grueso.
    • Exceso de grasa en la zona cervical.
    • Mandíbula pequeña o alteraciones craneofaciales.
    • Amígdalas o adenoides grandes.
  2. Factores funcionales. Durante el sueño, los músculos de la faringe se relajan demasiado y cierran el paso del aire.
    1. El consumo de alcohol
    2. Y la toma de fármacos sedantes pueden potenciar esta relajación muscular.
  3. Factores neurológicos. Alteraciones en el control del centro respiratorio que hacen menos eficaz la respuesta a la falta de oxígeno.
  4. Factores metabólicos e inflamatorios.
    • La obesidad y el síndrome metabólico generan un estado inflamatorio que empeora el colapso de la vía aérea.
    • El consumo de tabaco también lo agrava, por la inflamación de las vías respiratorias que provoca.

Todo esto genera un círculo vicioso, en el que las pausas respiratorias disminuyen el oxígeno en sangre y tu cuerpo responde activando el sistema nervioso simpático, aumentando la presión arterial de manera crónica y el estrés oxidativo a nivel global. Todo ello atenta contra nuestra salud cardiovascular:       

 

Impacto en la salud.

Y así, el SAOS no solo afecta al sueño. Tiene consecuencias a medio y largo plazo:

●        Hipertensión arterial resistente a fármacos.

●        Mayor riesgo cardiovascular: infartos, arritmias e ictus.

●        Resistencia a la insulina y empeoramiento de la diabetes.

●        Problemas de memoria, concentración y mayor riesgo de deterioro cognitivo.

●        Somnolencia diurna con riesgo de accidentes laborales o de tráfico.

●        Alteraciones emocionales: irritabilidad, depresión, ansiedad.

●        Y sobre todo, estrés crónico nocturno, pues no tratar la apnea del sueño significa exponer al organismo a un estrés continuo durante la noche.

Las alteraciones cardiovasculares del SAOS son diversas, con un aumento del riesgo de hipertensión, enfermedad coronaria, insuficiencia cardiaca, arritmias, ictus y enfermedades metabólicas. Fuente: https://www.ahajournals.org/doi/10.1161/CIR.0000000000000988

Cómo puedes evitar y mejorar la apnea del sueño.

La buena noticia es que existen medidas cotidianas, respaldadas por la ciencia, que marcan una gran diferencia. Sin lugar a duda, son las principales pautas que recomendamos en consulta a todos nuestros pacientes.

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