#57. Los consejos más rentables para tu salud en 2025.
Ver pacientes todos los días me aporta una visión de la salud bastante práctica,
pero también real.
La llegada del año me hizo reflexionar sobre cuáles son los hábitos de salud más rentables,
los más fáciles de poner en práctica, y los que mayor beneficio te van a dar.
Aquí los tienes.
Hace unos días publiqué un reel en el que os expresaba cuáles eran mis deseos, en forma de consejos, para este año que empieza. Realmente quise exponer qué hábitos, de entre los que veo en mis pacientes que menos se ponen en práctica, son los que más benefician a tu salud, especialmente a tu salud cardiovascular.
Ya sabéis que Instagram tiene muchísimas limitaciones, y no puedo explicar allí todo lo que expongo. Y soy un fiel defensor de que entendiendo el porqué de las cosas, es cuando de verdad podemos ser conscientes y tomar medidas con verdadera fortaleza.
El artículo de esta semana es un resumen conciso y real sobre los hábitos que, desde mi punto de vista, más pueden beneficiar a tu organismo. Profundizamos en estos deseos y consejos que os doy para este año que empieza, además de entrar en otras connotaciones tanto o igual de importantes.
¿Cuáles son los hábitos que más van a beneficiar a tu cuerpo?
1. CAMINA Y MUÉVETE MÁS
Es un hecho: las personas que durante su día están más activas y caminan más, enferman menos y viven más años. Este mensaje es especialmente importante hoy, cuando ya tenemos presente el verdadero potencial que tiene el entrenamiento de fuerza. Pero siento que muchas personas creen que con ir algunas veces al gimnasio a la semana ya están haciendo todo lo que pueden por su salud.
No es del todo así. La mayoría de los estudios encuentran que el número de pasos que una persona realiza diariamente se correlaciona inversamente con la incidencia de enfermedad cardiovascular y con la mortalidad prematura.
Y es que estamos hechos para movernos. Y nuestro organismo encontró en el movimiento la manera de autorregularse y optimizarse. Básicamente, porque en un estado salvaje, en la naturaleza, ser activo no era una decisión. Era una obligación si querías seguir respirando el día siguiente.
Por eso probablemente el ejercicio aeróbico de baja-moderada intensidad aporta tanto. Beneficia tu sistema musculoesquelético, tu metabolismo, disminuye la incidencia de diabetes, de hipertensión, e incluso reduce el riesgo de desarrollar demencia y Alzheimer.
Ahora bien, dos apuntes. Los estudios demuestran que a la hora de moverte, importa también la velocidad a la que camines. Las personas que caminan más rápido, tienen mejor pronóstico que las que caminan más lento.
Y por otro lado, que esto no te haga olvidar lo importante que es entrenar, y sobre todo entrenar tu fuerza. Probablemente, en ambas cosas está el éxito, cuando hablamos de ejercicio físico y salud.
2. COME MÁS VEGETALES (¡no procesados!)
Considero que es el otro gran hábito del que no somos del todo conscientes de hasta qué punto es beneficioso. En mi trabajo veo a muchas personas que creen que toman muchos vegetales, o que son “plant-based” o algo así como casi vegetarianos, cuando realmente no entienden que de verdad, cuantos más vegetales integrales contenga tu alimentación, mayor será tu expectativa de vida.
En el contexto actual, donde los déficits nutricionales son algo extraordinario, los estudios ya empiezan a demostrar que cuando se sustituyen por vegetales integrales los productos animales, incluso los lácteos, tu salud parece mejorar. Algo similar ocurre con los huevos, o con la carne roja no procesada.
Por otro lado, grandes estudios han visto que el porcentaje de vegetales de una alimentación se correlaciona inversamente con la incidencia de enfermedad cardiovascular.
Esto no significa que te aliente a llevar una alimentación vegana (que tampoco me parecería mal). Pero sí que creo que el aporte nutricional de los productos animales debería de ser muy inferior, comparado con el de los productos vegetales, si lo que buscamos es mejorar nuestra salud.
Me parece, por tanto, un buen consejo animarte a que sustituyas alguna ración de carne roja por verdura o legumbres, a que tomes menos huevos, o incluso a que sustituyas tus lácteos por alternativas vegetales.
3. APRENDE UN POCO MÁS SOBRE TI MISMO.
Personalmente, este ha sido uno de los grandes aprendizajes para mí este año. Y es que teniendo en cuenta que el estrés crónico es el factor de riesgo cardiovascular más olvidado, el que más solemos despreciar de entre todos los que nos dañan, considero que es un ejercicio de responsabilidad individual aprender a reconocerlo en nosotros.
Como explicamos aquí, el estrés crónico empeora nuestra salud aumentando el tono del sistema nervioso simpático de manera permanente, lo que fuerza cambios en el metabolismo que conducen a la hipertensión, resistencia a la insulina y a una mayor rigidez arterial, además de disfunción del sistema inmune.
Y realmente podemos hacer mucho para gestionar niveles elevados de estrés crónico. Tenemos estudios que encuentran que aprender a afrontar el estrés crónico se relaciona con un 12% menos riesgo de eventos cardiovasculares y con hasta un 19% menos probabilidad de morir prematuramente. Algunas técnicas que se pueden poner en práctica para mejorar nuestro nivel de estrés son muy sencillas.
Y del mismo modo, otros factores conductuales también amenazan nuestra salud en lo que respecta a la alimentación. Hay distintos tipos de hambre, y muchas veces comemos por hambre emocional, algo que si somos capaces de reconocer, podremos gestionar y mejorar.